sábado, 9 de mayo de 2015

Una Carta De Mamà...



Hijas mías, adoradas pequeñas mías:
Quiero que sepan que las amo más que a nada en este mundo. Nunca fue mi intención irme y créanme que su padre y yo hicimos todo lo humanamente posible. Pero no estaba en nuestras manos, sino en las de Él.
Hubiera querido estar presente en sus vidas y enseñarles tantas cosas, calmar sus llantos y darles fuertes abrazos todos los días. Escuchar sus voces, sus gritos, lo que tuvieran que contarme y haber podido aconsejarlas y compartir sus alegrías con ustedes.
Sé que fue duro para todas. Sé de los regalos del 10 de mayo que tenían que hacer en el colegio y que terminaron en un rincón, sin abrir. Eran muy jóvenes y nadie entendía qué pasaba o porqué. No hay explicación lo suficientemente buena para entender lo que tuvieron que vivir.
Sé de todas las dudas que acompañaron sus años adolescentes y en verdad lamento no haber podido estar. Al final aprendieron y crecieron, pero sé que mi ausencia las marcó para siempre. Y aunque en espíritu siempre estuve, sé que era complicado que me sintieran.
Las amo tanto, hijas mías, dulces niñas mías. Las esperé a cada una de ustedes con tanta ilusión y entrega. Las cuidé y las arrullé y amé cada minuto de mi vida con ustedes y me dolió inmensamente dejarlas así. Tenía tanto miedo de morir, pero no por mí, sino por mis tres hermosas princesas que tuve que dejar solas.
Quiero que sepan que no me fui en realidad. Siempre he estado ahí, velando por ustedes y amándolas muchísimo, cada vez más. No es lo mismo, lo sé. Pero Él me ha permitido quedarme cerca y cuidarlas, aunque no me pudieran sentir.
Siempre estaré ahí, cerca. Y mientras me tengan en sus corazones, yo no podré irme jamás.

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