sábado, 9 de mayo de 2015

Ser Un Buen Hijo...


Hace ya un tiempo cuando fui a un funeral, en el cual la madre de una amiga de mi hermana había muerto; me pregunté por que la chica sonreía mientras sus hermanos se inundaban en llanto, creí que la mujer era una malvada como para sonreír justo en el funeral de su propia madre… 


Mientras pensaba en eso, alguien irrumpió mis pensamientos, pues dicha mujer era la hermana de la fallecida quien me dijo: “seguro te preguntas porque Noemí sonríe y de a ratos llora en comparación a sus hermanos” Fue como si estuviera leyendo mis pensamientos, así que lo único que hice fue sonreír, pues no sabía qué decir. La mujer me ofreció asiento ya que estaba de pie y continuó diciendo: “Noemi sonríe no porque esté alegre de la muerte de su madre, sino porque hizo hasta lo imposible por ayudarle en los momentos más difíciles, la cuidó mientras estuvo enferma y estuvo con ella hasta el día de su muerte, sin embargo, sus hermanos derraman lagrimas de sufrimiento y remordimiento, porque nunca apoyaron a mi hermana ni un sólo segundo, fueron malos hijos; en cambio Noemí fue tan buena y generosa” dijo la mujer. Esa noche medité acerca de toda esa conmovedora historia y sobre todo, me detuve a pensar en cómo he tratado todo este tiempo a mi madre, pues cabe mencionar que no he sido una mala pero tampoco excelente hija, pero a un así, recordé todas esas veces en las cuales me avergoncé por mi madre sólo por como vestía, hablaba o simplemente por sus horrendos gustos. Así que decidí que lo mejor era en que tenía que cambiar algunos comportamientos y aspectos en los cuales a veces era grosera con mi madre, para que en algún mañana muy lejano, eso espero no llore de arrepentimiento. Así que empecé por decirle todas las mañanas a mi madre cuánto la amaba o un simple te quiero, los primeros días ella pensaba que sólo lo hacía porque quería algo, ya que era extraño de mi parte ese comportamiento; pero con el paso de los días, ambas nos acostumbramos tanto que cuando olvidaba decirle, ella me lo recordaba, también le daba pequeños detalles, así los llamaba mi mami. No me arrepiento de aquella decisión que tomé, porque fue la mejor de todas, y hasta el día de hoy continúo demostrándole todo mi amor a la única persona que en verdad ha estado conmigo incondicionalmente, en todos esos momentos de alegría, pero sobre todo de llanto, ya que esa maravillosa mujer nunca me abandonó ni un sólo instante. 


SEBASTIANA: el nombre más maravilloso que puedo escuchar hasta el día de hoy, ese es nombre de mi adorada madre quien murió un 14 de abril de 2011; puedo decir orgullosa que durante su velorio sonreí, ya que intenté ser una excelente hija y demostrarle todo el amor que tenía para ella, sin importar que me dijeran que tenía mamitis o cualquier otra burla que me hicieran al respecto, pues yo sí la amaba día con día, los trescientos sesenta y cinco días a la año. Y sin más qué decir por ahora, te puedo aconsejar que le digas a la mujer que te dio la vida cuánto le amas, complácela, cuídala, apapáchala y piensa en todo lo que ella ha sacrificado por ti, o simplemente en el pan que ella se ha quitado de la boca sólo para que tú comas… 

 No acostumbres sólo a darle un obsequio una vez al año, porque ella merece mucho más que eso.

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