En una ocasión, ya entrada la noche, note la luz del cuarto de mi hijo
prendida, dude por un instante en golpear la puerta para ver qué pasaba; tal vez prestarle mi hombro si una preocupación le atormentaba. Pero fingí no ver y continúe hacia mi cuarto. Aun así, no concilié el sueño aquella noche…, estaba preocupado.
Al día siguiente, él estaba serio y sin hablar,
pero entonces se acercó a mí y, con tono preocupado, me confesó:
Papá, las
cosas últimamente no me han salido como he querido, siento flaquear mi voluntad ante la presión de mis amigos, más cuando los rechazo, y por hacerlo, ellos ya
no me hablan. Me he sentido derrotado y sin fuerza para seguir luchando por mis
sueños y principios;
¿de qué me sirve mantenerlos, si me quedo solo?
Entonces le dije:
Hijo,
estás
aprendiendo a ser hombre, pero
para que lo logres debes
mantenerte firme ante cualquier circunstancia:
Si logras conservar intacta tu firmeza,
cuando todos vacilan y tachan tu entereza, si a pesar de esas dudas mantienes
tus creencias, sin que se te debiliten otras ideas.
Si sabes esperar, y fiel a la verdad, reacio
a la mentira, el odio de los otros te es indiferente, sin creerte por ello muy
sabio o muy valiente.
Si sueñas, sin
por ello rendirte ante tu sueño. Si
piensas, más de tus
pensamientos sigue siendo el dueño.
Si triunfos o desastres no menguan tus metas.
Si soportas oír la
verdad deformada, cual trampa de necios, por malvados usada.
O mirar hecho trizas de tu vida el ideal, y
con iguales fuerza recomenzar.
Si toda la victoria conquistada te atreves a
arriesgar, en una audaz jugada, y aun perdiendo sin quejas ni tristezas, con
nuevo brío
reiniciar puedes tu empresa.
Si entregado a la lucha, con nervio y corazón, aún
desfallecido persistes en la acción y
extraes energías,
cansado y vacilante, de heroica voluntad que te ordena:
!!! Adelante !!!
Si hasta el lodo te acercas sin perder tu
virtud, y con reyes alternas sin cambiar tu actitud.
Si no logran turbarte, ni amigo ni enemigo,
pero en justa medida puede contar contigo,
Entonces
los reyes, los dioses, la oportunidad y la suerte
dejará de ser
tus esclavos sumisos; aún mejor que los reyes y la gloria,
tú serás un hombre, hijo mío.
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